LEYENDA 2

 VERSION 2

La Noche del Vaquero de Patas de Cabra

Cuentan los más viejos de Ciudad Valles que, en los años noventa, cuando la disco del Chaparral estaba en su punto más alto, las noches estaban llenas de música, luces y descontrol. Aquella pista había visto de todo: bailes inolvidables, peleas que se hicieron chisme eterno y fiestas tan intensas que parecían no tener fin.

Era un sábado por la noche cuando apareció un vaquero que nadie había visto antes. Alto, atractivo, de mirada penetrante y sonrisa tranquila. Desde que llegó, todas lo notaron. Caminó directo a la pista como si ya conociera el lugar. Y cuando empezó a bailar, todos se abrieron para mirarlo: se movía con una elegancia que no era normal… casi hipnótica.

Una chica fue la primera en animarse a bailar con él. La música subió, las luces bajaron, y en medio del ambiente cargado de alcohol, humo y energía, algo extraño comenzó a pasar. La gente que estaba cerca empezó a murmurar, a señalar hacia abajo, a retroceder. Las botas del vaquero… estaban cambiando.

Lo que antes era cuero brilloso comenzó a retorcerse, a abrirse, a deformarse hasta convertirse en patas de cabra. La chica gritó. Algunos corrieron. Otros se quedaron paralizados mirando aquella figura que, de pronto, ya no parecía humana. El vaquero levantó la mirada, y sus ojos brillaron con un rojo profundo, imposible de olvidar.

La música se cortó de golpe. Las luces parpadearon. Y en un segundo de oscuridad total… desapareció.

Los guardias juraron que no lo vieron salir por la puerta. Los clientes dijeron que jamás volvieron a escuchar sus pasos. Y aunque muchos intentaron explicar la escena con alcohol, humo o imaginación colectiva… otros aseguran que era el Maligno mismo, disfrazado de vaquero, caminando entre la gente en busca de almas perdidas en la fiesta.

Desde entonces, cada cierto tiempo aparece un video, un testigo o un nuevo rumor que revive la leyenda. Porque dicen que, cuando la música está fuerte y la noche se pone pesada… el Patas de Cabra puede volver.

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